martes, 18 de marzo de 2014

¿Por que pensar en depresión?

Los estados depresivos pueden ser tan sutiles para el que la padece como a veces para el profesional de la salud,  y está demostrado por la inmensa mayoría de ocasiones en las que la sintomatología de nuestros pacientes corresponde de forma primaria a un cuadro depresivo que no detectamos en una primera entrevista, pero ¿qué es lo que nos hace fallar en este diagnostico a nosotros como médicos?
Muchos de nosotros  nos esforzamos por atender las dolencias  y afecciones físicas de nuestros pacientes, por restablecerlos a su estado de salud aparentemente, nos obsesionamos por conocer más de las implicaciones fisiológicas y bioquímicas que ocurren en nuestro cuerpo, pero a veces esto no es suficiente, debemos girar la cabeza y observar a nuestros pacientes, verlos a los ojos, escucharlos y saber cuando estos  nos están pidiendo a gritos ayuda, solo que ese grito es audible a nuestros oídos solo cuando lo queremos escuchar.
Pacientes tímidos, con agotamiento físico, pensamientos de desmotivación y ego disminuido nos deben alertar de que algo no anda bien, a veces preguntas tan directas como: ¿Te sientes triste?, ¿Has llorado?, ¿Sientes que el mundo estaría mejor sin ti?, parecen tan bobas, pero que tan útiles son al momento que a un paciente le sirve de cuestionamiento para realizar el mismo un escaneo de sus problemas y saber que parte de ello es melancolía, tristeza o un problema psicológico definido.
Y es que nuestra vida está inmersa en cambios constantes, nada se detiene, todo se transforma, y deberíamos preocuparnos por qué esa transformación sea para mejorar, pero muy ocasionalmente nos damos cuenta de que esto no está en nuestras manos como suponemos, y entonces explico;  que pasa cuando a pesar de sobresalir, tratar de siempre ser el mejor de tu clase, dar el 101% en tu trabajo, ser el mejor padre o esposo, un día sales  y te ocurre un accidente, no mueres pero quedas paralitico, esto te limita en tu desempeño y desenvolvimiento posterior ¿o no?, pues bien exactamente igual pero con otra  dimensión, nuestra vida cambia momento a momento, no somos iguales que ayer, ni que hace una hora, o hace un minuto, o tan solo un instante, palabras que nos dicen, escenas que observamos,  cosas nuevas que descubrimos nos harán cambiar e influirán en nuestro estado de ánimo, por eso como médicos debemos investigar sobre el medio en el que se desenvuelve nuestro paciente, y no olvidar nunca que este es un ser biopsicosocial.

Ser amable, escuchar y observar no nos quita nada, y nos enseña  mucho, aprendamos entonces que la depresión es un trastorno del estado anímico en los cuales los sentimientos de tristeza interfieren con la vida diaria en un periodo de tiempo definido.

Ayudemos a nuestros pacientes, siendo mejor médicos, preocupémonos también por el alma y no solo por el cuerpo.

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